Personería Jurídica - Resolución I. G. J. Nº 0001744 del 8 de noviembre de 2011

11 de octubre de 2016

VI Tertulia Federal de los PVO en “El Federal” de San Telmo


El martes 11 de octubre último, los Patricios de Vuelta de Obligado (PVO) han vuelto a organizar y convocar su 6ta. Tertulia Federal en el notable Bar “El Federal” de San Telmo.  A diferencia de las ediciones anteriores, la que estamos describiendo contó con tres invitados notables, a saber: el Dr. Alberto Gelly Cantilo, el Prof. Oscar Denovi y el Lic. Miguel Ángel Lentino, autoridades del prestigioso Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas” y de la Comisión Permanente de Homenaje a Facundo Quiroga, ambas de Buenos Aires. También estuvo presente el coronel mayor Luis Hilario Lagos, bisnieto del prócer.

Los tres expositores se encargaron, a lo largo de la jornada, de contar la historia del Instituto Rosas, entidad que nació el 8 de agosto de 1938 a instancias de la inquietud manifestada por numerosos historiadores que, deseosos de empezar a mencionar la etapa suprimida de la Confederación Argentina, decidieron erigir una institución que todavía hoy sigue siendo ejemplar.  En ese sentido, Gelly Cantilo comenzó explicando a los contertulios que nada, ninguna motivación podía hacerse efectiva en el campo de la revisión histórica sin contemplar la obra del Dr. Adolfo Saldías, quien siendo funcionario de Mitre –éste, un enconado enemigo de Rosas- no podía entender que al hablarse sobre historia argentina se omitiera un período de casi treinta años, es decir, el período en que gobernó Juan Manuel de Rosas.
 
De ese esfuerzo primitivo, el cual consistió en consultar, primero, a los antiguos funcionarios del Restaurador de las Leyes, y, más tarde, seguir los rastros de la documentación de su gobierno que estaban en poder de su hija, doña Manuela Rosas Terrero, en Londres, es que nace en nuestro país la corriente historiográfica del revisionismo histórico. Vale decir, de un esfuerzo titánico hecho por Saldías que salió al cruce de aquella historia cargada de figurines broncíneos, intocables, con que luego se adoctrinó a los argentinos en las escuelas públicas a modo de invariable meditación acerca de nuestro devenir.  Adolfo Saldías, pues, como piedra angular de todo lo que vino más tarde –continuaron diciendo Gelly Cantilo, Denovi y Lentino-, permitió periódicas reacciones de escritores, historiadores, políticos y abogados para la edición de publicaciones (libros, periódicos y conferencias) a fin de esclarecer las conciencias nacionales. Primero fueron Manuel Bilbao, el mismo José Hernández quien salió a revalorizar al “Chacho” Peñaloza tras su bárbara ejecución, Vicente y Ernesto Quesada, y así hasta llegar a una obra trascendental: Juan Manuel de Rosas. Su Vida, su Dramas su Tiempo, escrita en 1930 por Carlos Ibarguren. Y más adelante, los invitados a la Tertulia Federal mencionaron la etapa de la institucionalización, es decir, la de comenzar a crear organismos donde acudan esos intelectuales de fuste, mencionando al Centro de Estudios Federalistas de Santa Fe en 1938 (existió hasta 1943) y el Instituto de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas” en la fecha antes mencionada.

Al mencionar los nombres de quienes pasaron a formar parte del Instituto Rosas y su Comisión Directiva, Gelly Cantilo demostró a los asistentes la enorme trascendencia que le cupo al organismo en sus casi 80 años de predicamento nacional. No se puede soslayar los aportes que dio el Instituto Rosas a la fundamentación de nuestra existencia, a la exacta apreciación de nuestro ser nacional, de su cultura y de sus tradiciones, motivos más que suficientes para que los invitados señalaran las dificultades y los escollos por los que tuvieron que pasar ante cada golpe de Estado urdido a lo largo del siglo XX.  Así, de resultas, tanto en 1955, como en 1966 y 1976, el Instituto Rosas debió mudar sus oficinas por temor a la persecución político-ideológica a que estaba expuesta, pese a lo cual no menguó el entusiasmo de los que redescubrían, merced a su actitud investigativa, las verdaderas esencias de la argentinidad. No obstante, siempre se estuvo a un paso de la disolución, algo que fue evitado por la tenacidad manifiesta de algunos directivos, tal como ocurrió con Alberto Contreras quien “en una mesa del Café Tortoni hacía, durante algún tiempo, las reuniones del Instituto Rosas. Es como si nosotros estuviéramos acá (en “El Federal” de San Telmo) con una mesa. Acá todavía estamos en un ámbito más reservado, ahí era una mesa más. Pero era una mesa donde iba todo el mundo, y Contreras se quedaba horas y horas, y venía gente y cambiaban.  Entonces, el Instituto Rosas era en ese momento la mesa del Tortoni.  Este Contreras tenía en un maletín la ficha de los socios y lo tenía que llevar así porque sino era un peligro el que se descubra quiénes pertenecían al Instituto”, se explayó Gelly Cantilo refiriéndose a la situación académica antes de 1983.
 
Finalmente, fue el brigadier French quien reemplaza a Alberto Contreras “y pide que el Instituto se organice mejor que como lo venía haciendo hasta entonces. Por eso “French alquila unas oficinas en la calle Hipólito Yrigoyen 788, donde ahí empezó a funcionar el Instituto Rosas. Además lo convierte en una asociación sin fines de lucro, porque hasta ese momento era una simple asociación”, continuó diciendo Gelly Cantilo mientras contertulios e invitados apuraban unas aceitunas y se servían apetitosas fetas de queso roquefort.  Los invitados ponderaron la figura de Carlos French, “quien había sido edecán del general Perón y su piloto personal, a la vez que agregado aeronáutico en Inglaterra”, pero además porque fue quien logró organizar y levantar al Instituto Rosas luego de tantas bofetadas y altibajos que tuvo a lo largo de los años y las intervenciones que padeció. Presidió el Instituto por durante diez años “donde hizo prácticamente de todo”, acotaron los notables de esta sexta Tertulia Federal.

Uno de los asistentes a la Tertulia, Gabriel Turone, acotó que “la mayoría de las placas de bronce que uno ve colocadas en lugares históricos fueron muchas del año 93 o 95 cuando estaba Carlos French. Me acuerdo de Las Higueritas, donde fue el primer saladero de Rosas en Quilmes, en la Hacienda de Figueroa, etc”, a lo que asintieron las tres personalidades que nos instruían con su interesante relato.  Y ya que se hablaba de placas, nos recordaba Gelly Cantilo que “cuando se crea el Instituto Rosas en 1938 lo primero que hacen es colocar placas en tres lugares: una, en Navarro donde lo fusilaron a Dorrego; otra, en Martín García como homenaje a Jerónimo Costa; y la tercera, como bien dice Oscar Denovi, en la Vuelta de Obligado”. En aquella época “ir a Obligado ¡era una locura!”, agregó Denovi.  Se recordó, también, lo conflictivo que resultaba homenajear a los próceres federales desde la caída de Rosas y hasta bien entrados los años 70 del siglo XX, por eso recordó Gelly Cantilo el episodio donde simpatizantes y familiares de Rosas pretendieron homenajearlo a su muerte, en 1877, haciendo una misa en la Catedral que por el enardecimiento de los unitarios y liberales no se pudo concretar. Hecatombe que casi termina con el derribamiento de la estatua que yace en la cúspide de la bóveda de Juan Facundo Quiroga en La Recoleta.

Esto motivó, que la familia de Quiroga colocase de forma vertical el ataúd del caudillo riojano para que, en caso de una profanación, los profanadores no encontraran el cuerpo y lo hagan desaparecer. “Fue por eso –decía Gelly Cantilo-, que nosotros con Denovi bajamos una vez a la tumba; aparentemente empezamos a buscar y resulta que no estaba el ataúd de Quiroga. Entonces dijimos, ‘bueno, dónde puede estar, qué pasó’. Pensábamos que por ahí está parado detrás de alguna de las cuatro paredes. Pero, claro, ¿cómo hacíamos? Había que romper todo. Entonces, a Oscar (Denovi) se le ocurre ‘vamos a conseguir un georadar’, que es un aparato con el cual se puede averiguar si hay algún hueco detrás de una pared. Conseguimos en Energía Atómica el georadar y empezamos a buscar, y, de repente, sonaba como un hueco. Y dijimos ‘bueno, será acá’. Pero no podíamos romper la pared. Entonces pensamos que lo mejor sería romper en la parte de arriba un pedacito para espiar, y efectivamente había un hueco. Luego empezamos abajo, y había un hueco. Lo abrimos más y, efectivamente, encontramos el ataúd que estaba de pie”.

El relato de este episodio, dio pie a Miguel Lentino para explicar algunas otras situaciones que guardan relación con el sepulcro de Juan Facundo Quiroga, algo que dio el marco ideal para que los PVO, a través de Oscar Turone, su Secretario, le donaran a la Comisión Permanente de Homenaje a Facundo Quiroga una réplica de la bandera con la leyenda “Religión o Muerte” y las calaveras con las tibias cruzada que enarbolara el caudillo riojano en la batalla de El Tala (1826).

La charla continuó con la recordación de otros académicos que pasaron por el Instituto Rosas, tal el caso de Francisco Hipólito Uzal, “que era radical, tenía un comité radical y que fue diputado nacional en la época de Frondizi”, algo que marca la pluralidad buena que tuvo el Instituto a lo largo de la historia en pos de la clarificación histórica.
 
En un momento, el Cnl My (R) Luis Hilario Lagos, que asistió a la Tertulia Federal, expresó que “yo creo que acá, en nuestro país, hay dos instituciones u organizaciones, como ser el Instituto Rosas y los Patricios de Vuelta de Obligado, que vienen desplegando una labor meritoria por la historia y por el homenaje que hacen a personajes olvidados de ella, porque noto también que así como se han logrado cosas, también la lucha fue aflojando y hoy se encuentra prácticamente parado ese vigor”. Ese es el motivo de las Tertulias Federales, volver a vernos las caras, opinar, observar nuestras gestualidades, intercambiar pareceres, revivir la Patria Histórica.
 
Todos los contertulios le dedicaron un unánime aplauso a los invitados notables que engalanaron esta nueva Tertulia Federal. La trastienda, como siempre ocurre, abundó en pequeñas charlas cargadas de comidillas que hacen a la delicia del curioso y furtivo enamorado de la historia, ciencia que nos permite vislumbrar cuestiones elementales de nuestro ser, de nuestro entorno y de nuestro fundamento aquí en la Tierra.
           
Bendita sea la historia, pues, y quienes se abocan a su cultivo.
 
Por eso…
¡Tertulias Federales, un rato dedicado a los temas que nos unen con la Patria Vieja!


¡¡¡ATENTOS, CONTERTULIOS… QUE YA LLEGA LA 7ma. TERTULIA FEDERAL!!!