El sábado 20 de noviembre próximo pasado,
los Patricios de Vuelta de Obligado (PVO) organizaron un acto que conmemoraba
el 176 aniversario del combate que, en noviembre de 1845, quedó plasmado para la
posteridad de nuestras efemérides como Día de la Soberanía Nacional.
El escenario elegido fue el Centro Cultural
“Adán Buenosayres” del parque Centenario, en Capital Federal, espacio abierto
que permitió la asistencia de nutrido público y un despliegue por demás
interesante de organizaciones dedicadas a la revalorización de nuestra cultura
patriótica y gauchesca.
En tal sentido, el acto pudo contar con la
presencia de la pareja de baile Estirpe Surera –en la representación de Liliana
Lorán y Eduardo Pinillos-, la agrupación Esgrima Criolla –quienes predican,
enseñan e investigan todo lo relativo al arte de lucha del gaucho-, una
delegación de cuatro parejas de baile de la Agrupación Nativa Folklórica “El
Pehual” –bajo la dirección de Mirta Baéz y Juan Carlos Díaz- y, para
deleitarnos con sus bordonas, los recitadores y payadores Gustavo Catrihual y
José Flores.
Casi al inicio del evento, aunque de forma
intercalada junto a los espectáculos musicales, ofrecieron su erudición el
ingeniero Leonardo Castagnino y el directivo de PVO y de Jóvenes Revisionistas
(JR), Gabriel Turone. Ambos abordaron detalles del combate de Vuelta de
Obligado, la actuación del Regimiento de Infantería 1 ‘Patricios’ y cuestiones
relativas al por qué se enfrentaron los patriotas federales contra las flotas
imperiales de Francia e Inglaterra.
Muchos de los participantes se hallaban
uniformados sea de milicianos ‘Patricios’, de gauchos federales y de bailarines
folklóricos, esto es, con rastras, pañuelos al cuello, botas largas y, quizás
los más tradicionalistas, con caroneros de vistosa factoría.
El público se acercó ante dicho despliegue
de colores punzó y banderas alusivas de aquel tiempo de gloria, y también,
claro, al viaje invisible pero efectista de los sones que emanaban de las
Zambas, Milongas y Payadas que sus protagonistas desarrollaban a su turno.
Otra presencia que cautivó a más de uno,
fue la visita del niño Luciano Teijeira, más comúnmente conocido por “Tamborcito
de Tacuarí” quien, junto a sus padres y su hermanita –quien a veces viste
estupendos trajes de paisanita criolla-, dejó en claro que es un ejemplo de lo
que marca la tradición, entendido como una conducta de los pueblos tendientes a
la acumulación y transmisión de valores pueblerinos que, por reportar en un bien
para la comunidad, son tomados de generación en generación.
Vaya también nuestro respetuoso y emocionado recuerdo al señor Juan Carlos Larrosa de la Agrupación Nativa Folklórica “El Pehual”.