Un día que, según la superstición, puede
ser sinónimo de mala suerte, como cualquier martes 13, fue escogido por los
Patricios de Vuelta de Obligado (PVO) para llevar a cabo su tradicional Tertulia
Federal, la número 5 desde que fue lanzada por la entidad tan curiosa actividad
en el mes de abril del corriente año 2016. Como desde aquella primera versión,
la 5ta. Fue realiza en el emblemático Bar “El Federal” de San Pedro Telmo.
Esta vez, contó el evento con un
invitado notable proveniente del ámbito militar: el Cnl My (R) Luis Hilario
Lagos, biznieto del legendario y probado federal, general Hilario Lagos, de
intachable foja y honorabilidad en la defensa soberana de la Santa Federación.
Al erigirse como el tema central de la
Tertulia Federal, el militar retirado expresó: “Provengo de una familia que
perdió”, pero que, no obstante, sus descendientes continúan abrazando aquel
ideal derrotado pero tan profundamente arraigado en la memoria y el alma del
pueblo argentino.
Expuso don Luis Hilario Lagos, a su vez,
una brillante charla que, acomodada cronológicamente, se desarrolló por durante
hora y media, y que estaba destinada a trazar un semblante preciso, didáctico y
conmovedor de su glorioso antepasado. Y no solamente ubicó en tiempo y espacio
las numerosas batallas en las que tomó parte el general Lagos, sino que también
precisó detalles que, aunque pequeños en información, sirven muchísimo para
acercarnos al prócer. Dada la cantidad de luchas emprendidas, Adolfo Saldías,
el padre del revisionismo histórico vernáculo, “lo consideró a Lagos ‘la
primera lanza de la caballería federal’. Peleador nato, el bisabuelo de
nuestro notable contertulio recibió múltiples heridas, por eso dijo su descendiente:
“Si ven algún retrato de Hilario Lagos, él tiene una cicatriz en uno de sus
pómulos, que algunos dicen que fue hecho durante la Campaña al Desierto. En esa
acción, él lo hiere al indio, lo baja del caballo y lo toma prisionero”.
En 1838, continuó diciendo Luis Hilario
Lagos, su bisabuelo finalizó sus contiendas con los indios al defender el sur
de la Provincia de Santa Fe, “en donde los indios ranqueles estaban haciendo
los malones y masacrando gente, quemando estancias y robando ganado”. Esta acción,
conocida como Batalla de Loreto, consistió en una hazaña en la que Hilario
Lagos, como jefe del Departamento Norte de aquella provincia, “concurre con 500
hombres (y) derrota a los indios, los persigue y rescata a los cautivos”.
Aclaración: los maloneros conformaban 2 mil lanzas. En mérito a ello, su
biznieto trajo una medalla de oro que le dieron a su bisabuelo, reliquia que
estaba enmarcada junto a otras tres medallas más, todas de plata, y que llevó
a "El Federal" para expectación de los contertulios. La sorpresa y admiración fue mayúscula.
La charla ofrecida era didáctica, y por
momentos se tornó hasta zigzagueante, pues también los participantes podían
detallar o preguntar sobre episodios de la vida de Hilario Lagos que,
mayormente, provienen de sus extensas lecturas y análisis de la historia
política nacional. Por eso mismo, el coronel mayor Lagos llegó a decir que “Los
responsables de la guerra civil, del enfrentamiento sangriento (a partir de
1828) fueron los unitarios que empiezan fusilándolo a Dorrego, matando a otros
jefes federales”, agregando que después sobrevino la consabida réplica a manos
de Rosas.
También dijo proceder de los Lagos
procedentes de La Coruña, y que el padre del general Hilario Lagos ganaba su
vida atendiendo una pulpería. También comentó sobre la traición del general
Ángel Pacheco en las vísperas de la Batalla de Caseros (3 de febrero de 1852),
al obviar las alertas que emitía Lagos para atacar a las fuerzas de Urquiza
tanto en el cruce del río Paraná como cuando cruzaran el arroyo del Medio. Por
eso, el biznieto del general Lagos, expresó: “Si ustedes leen todos los
antecedentes de la Batalla de Caseros, cuando Urquiza viene avanzando Lagos le
decía a Pacheco ‘ataquémoslo, ataquémoslo cuando esté cruzando el río Paraná’.
Y Pacheco le contestaba: ‘No, retírese’. Lagos insistía de nuevo: ‘Cuando
Urquiza cruce el Arroyo del Medio los atacamos’, y Pacheco ‘no, retírese’. Y
Lagos a todo esto empieza a sospechar. Y también en Saldías releía que Gerónimo
Costa decía ‘guarda con Pacheco’, pero Rosas le contestaba ‘no, yo confío en
él’. Rosas se engañó, a lo mejor porque estaba cansado o porque ya no manejaba
con la misma sabiduría la cosa, pero siguió confiando en Pacheco que estaba en
tratativas con Urquiza”. Para peor, “el día anterior a Caseros, Ángel Pacheco
se va a su estancia de El Talar, por lo que la traición queda consumada”.
Luego, en un momento, las opiniones
discurrieron de un lado a otro cuando se comparó la capacidad estratégica
militar de un San Martín con respecto a la de Rosas, llegándose a verter
opiniones también sobre la condición militar de Simón Bolívar. En un momento,
el invitado notable de la Tertulia Federal soltó: “San Martín era mejor
organizador. El cruce de la Cordillera de San Martín se hizo en 18 días;
Bolívar cruzó la Cordillera en tres meses, porque inició su marcha en la selva
tropical con mosquitos, enfermedades, etc., empezó a subir, llegó del otro lado
y combatió en Boyacá. Por ahí libró 100 batallas. San Martín tres batallas
nomás. Punto. Bolívar perdía, volvía, se escapaba, volvía, y así”. Hasta en la
polémica se filtró la polémica figura de Bartolomé Mitre, “quien se impone
después de Pavón y hace al país a su imagen y semejanza. Es la Argentina que
sigue después de las guerras civiles es la de Mitre. Hasta la historia está
hecha por Mitre”, afirmó con pesar el coronel mayor Lagos.
Por último, Luis Hilario Lagos dio
algunos detalles que enmarcan la figura de Justo José de Urquiza como la de un
perfecto sanguinario perverso, pues no trepidó en medios para hacer sufrir y
eliminar al enemigo, como el caso de los 300 hombres que conformaron el
sublevado Regimiento del coronel unitario Pedro Aquino (“los mataban de a
quince o veinte por día y los iban colgando en los árboles de Palermo”), o sino
como los ejemplos del coronel Martiniano Chilavert o el de Martín de Santa
Coloma –a quien ordenaron decapitarlo por la nuca y con un cuchillo
desafilado-.
Poco más adelante, Luis Hilario Lagos
expresó que “Después de Caseros, quince días después, sabiendo que estaba Lagos
en un barco, Urquiza le envía los pasaportes y lo manda llamar. Porque Urquiza
lo apreciaba a Lagos, por eso lo había dejado ir después de la batalla”. Y en
la revolución del 11 de septiembre de 1852, los porteños unitarios lo invitan
para unírsele a sus filas con el propósito de escindir Buenos Aires del resto
de la Confederación, lo que no es aceptado por Hilario Lagos, que entonces
cumplía funciones de frontera. Ante la revolución, es que Lagos decide sitiar
Buenos Aires para restituirla al resto del país. “O sea, que como muchos otros
federales, habiéndolo enfrentado en Caseros, ahora se aglutinan con Urquiza en
contra de los liberales de Buenos Aires”, terminó diciendo Luis Lagos. “El
Sitio termina fracasando porque Buenos Aires tenía plata, porque tenía la
aduana, el puerto. Hay varios combates y la cosa estaba medio indecisa, pero en
el cerco por agua una ciudad se pierde, cae. Entonces, dijeron ‘vamos a comprar
la Escuadra sitiadora’, y Buenos Aires entra en tratativas con el almirante
Coe. Éste libera el puerto y el sitio empieza a decaer”. Sin embargo, a pesar
de lo que muchos creen, “esa fue la hora más gloriosa de Hilario Lagos”, porque
mientras se daba lugar al sitio “en el interín empezó a sesionar, después de
Caseros, la Asamblea o Congreso Constituyente, y ahí están los méritos de
Rosas, porque él ya había unificado al país, había logrado previamente la
unidad nacional. Rosas se va después de Caseros pero el país queda armado.
Urquiza todo lo que tenía que hacer era invitar a los gobernadores”.
Por la variedad de temas tocados, la
quinta edición de las Tertulias Federales organizadas por PVO estuvo a la
altura del invitado y dejó una agradable impresión en quienes lo acompañaron.
Podría decirse que, por la riqueza desplegada, fue una de las mejores
realizadas hasta el momento.
Sobre el final, Gabriel Turone, en su
rol de vicepresidente de PVO, puntualizó dos notas de color sobre el
reivindicado general Hilario Lagos, a saber: su condición de criador de gallos
de riña, afición que compartía con el general Ángel Pacheco (“por lo menos, se
dice tenían una variedad de seis o siete razas de gallos de riña”, enfatizó
Turone) , y la de ser el fundador del periodismo en el pueblo –hoy barrio
porteño- San José de Flores, a través de El Argentino Federal, diario que se
editó entre 1852 y 1853, y que resumía las acciones de los sitiadores de Buenos
Aires a la vez que contenía anuncios de comercios y otras noticias. “Rómulo
Carbia, el primero que va a escribir sobre la historia de Flores, comete un error
al decir que el primer periódico que tuvo ese lugar fue El Pueblo, fundado en
1873”, rectificó Turone ya cerrando la V Tertulia Federal.
Muy acotado por el tiempo, y como
efemérides evocativa, apenas sí se pudo insinuar que en el mes de septiembre se
conmemoran los 210 años de la creación del Regimiento de Infantería I
‘Patricios’, ante lo cual Turone trajo a colación si ya en 1806 existía la
patria, o si ésta se origina a partir del 25 de mayo de 1810, debate para nada
acotado y que genera teorías diversas e interpretaciones que fluyeron en la
noche santelmense. Y para no irritar las gargantas, que tras casi una hora y
media de charla histórica y revisionista bien podían estar pidiendo socorro,
los contertulios se pidieron cafés, cortados o cervezas, mientras, entre sorbo
y sorbo, el devenir patrio se iba abriendo camino a sus anchas.
Y, por favor, no lo olviden: ¡¡Ya
estamos palpitando la VI Tertulia Federal, la del mes de octubre!!